Sobre las emociones...

Tres de cada diez personas que acuden a su médico de cabecera en Cataluña lo hacen por un problema psicológico. Así lo recoge un estudio realizado por el Consell Assessor de Salut Mental i Addiccions de la Conselleria de Salut de la Generalitat de Catalunya (2008), donde se concluye que el 30% de los pacientes atendidos en los centros de Atención Primaria de Cataluña padecen algún problema de salud mental.

Según el estudio, la depresión supone el 9,6% de los pacientes atendidos en los ambulatorios; los trastornos de ansiedad, un 7%; las fobias, un 6,6%; y el abuso de alcohol y otras adicciones, un 3,2%.

Uno de los aspectos fundamentales para la aparición y mantenimiento de estos trastornos es la dificultad para manejar las emociones. Por lo tanto, educar nuestras emociones, aprender a manejarlas, es una forma de prevenir y superar este tipo de dificultades. La educación emocional pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de capacitarnos para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social (Bisquerra, 2000).

Podemos abrazar nuestras emociones, en vez de dejarnos ahogar por ellas. Podemos dejar salir libremente nuestros sentimientos, en vez de encerrarlos y convertir nuestro cuerpo en su cárcel. Podemos dejar que los otros vivan en nuestro corazón, en vez de aislarnos tras una máscara de apariencias. Podemos sonreír a la vida por el regalo que nos ha dado, en vez de pelearnos con ella como si nos debiera algo...

La palabra mágica es: podemos. Podemos hacer muchas más cosas de las que nos pensamos. Podemos aprender a manejar la tristeza o la rabia o la frustración y no quedarnos enganchados en ninguna de ellas. Podemos aprender a vivir con alegría lo que la vida nos da, y a despedirnos con la misma alegría de lo que la vida nos quita.

El crecimiento emocional es descubrir que las emociones no tienen por que jugar en contra nuestra, ni tenemos por que luchar contra ellas. Pueden ser nuestras aliadas, la energía que nos mueva y nos permita crecer como personas.

En definitiva, hacernos amigos de nuestras emociones va a prevenir que formemos parte de ese 30% de personas que acude a su médico por una dificultad psicológica, y va a permitir enriquecernos con nuestro potencial, sintiéndonos mejor con nosotros mismos y con las personas que nos rodean.


Sergio García Díaz
Psicólogo (Col. 14.585)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.